sábado, 16 de febrero de 2008

 

¡CÓMO SE MUEVE!!!


Una de las primeras películas hiperpromocionadas por Internet allá por 1999 (ahora es normal) fue The Blair Witch Project. Se vendía como “un video encontrado”, filmado casi en tiempo real, sobre unos estudiantes que iban a un bosque a investigar algo de connotaciones sobrenaturales. Como película de terror supo refrescar al género, sin efectos visuales, ni ríos de sangre, haciendo hincapié en la atmósfera creada más que en el poder de la imagen. Lamentablemente, el film se quedó más en sus buenas intenciones que en eventuales logros (sin mencionar que sus creadores cayeron en la tentación de filmar una decepcionante segunda parte).
En esas instancias había quedado esto de “filmar el terror desde adentro”, hasta Cloverfield (Matt Reeves, 2008), otro producto de JJ Abrams, productor de la serie Lost y director de Misión Imposible 3. La introducción es similar a aquella que mencionamos arriba, una cámara digital encontrada “en la zona que antes se llamaba Central Park”.
Los amigos de un joven ejecutivo que viaja a Japón (la tierra natal de Godzilla, no?) deciden hacerle una fiesta y filmar saludos de despedida; en la misma cinta aparecen intercaladas escenas anteriores de Rob con su chica (en la cama, en el tren…). Todo muy lindo, hasta que se escucha una fuerte explosión, seguida de un corte de luz. De ocurrir esto en Buenos Aires, uno pensaría en un escape de gas, pero la primera idea que viene a la mente de una joven neoyorquina es “un ataque terrorista!!!”. A partir de esta escena, la cámara con la que filma uno de los muchachos es prácticamente nuestros ojos, ya que a esa altura el espectador logró cierta empatía con los protagonistas (otro punto que supera a Blair Witch). Todo se percibe desde “adentro”; los edificios que se derrumban no se ven desde tomas panorámicas sino desde abajo, el monstruo destructor se muestra poco a poco (primero se lo escucha, luego se le ve la cola…); no hay científicos ni jefes militares ni presidentes que nos digan qué está pasando ni de dónde vino ese bicho enorme (apenas algunos pantallazos de “noticia de último momento” en un televisor), sólo somos los espectadores, los protagonistas, sus circunstancias… y la cámara, que en manos del despavorido (y no muy despierto) Hud en muchos casos se moverá frenéticamente, para eventuales mareos de quienes paguen la entrada de cine.
Cloverfield comienza siendo una buena idea con buenas intenciones y termina siendo un producto magnífico que produce emoción y placer para quienes buscan disfrutar de algo más que el efecto visual en el cine.
Claro que no todas podían ser buenas: ya se rumorea en Internet sobre la segunda parte. ¿Para qué alterar lo perfecto?

Comments: Publicar un comentario

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?