viernes, 2 de marzo de 2007

 

MUSEO DEL CINE. Episodio 2: Instrucciones para un buen grito

Uno de los elementos que contribuyeron a la fama inoxidable del Tarzán cinematográfico inmortalizado por el nadador medallista olímpico Johnny Weissmuller que en 1932 inicia una serie de doce películas, es sin duda el grito del hombre mono. Todos alguna vez intentamos imitarlo, con pobres resultados. Quizás porque en realidad no es un grito humano… o sí lo es aunque no del todo.
El grito de Tarzán es una ensalada de sonidos, realizada por el departamento de sonido de la MGM a cargo de Douglas Shearer (ganador de 5 Oscars) y está compuesto por:
-un aullido de hiena en reversa;
-un balido de camello;
-un soprano dando una nota “mi” alta;
-un grito del propio Weissmuller.
En mayo de 1979, un ya anciano Johnny Weissmuller (sobreviviente de una carrera artística en la que no hizo otro papel más que el del hombre mono, y cuatro divorcios, motivados entre otras cosas por sus agresiones físicas) se encontraba internado en el hospital Motion Picture Country de Hollywood… molestando al resto de los pacientes con sus gritos de Tarzán durante las noches. En su funeral, el 22 de enero de 1984, se emitió una grabación del famoso grito.
El recuerdo más vívido de Weismuller de su época de Tarzán: “una vez filmando a una escena, estaba persiguiendo a mi elefante cuando de repente se detuvo; choqué contra su culo y me rompí la nariz”.

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