viernes, 7 de diciembre de 2007

 

LOS AFFLECK LA PEGARON


Como bien sabemos todos, Ben Affleck es de esos actores híperpromocionados pero más bien de madera a la hora de hacer su trabajo (como pasa con David Beckham en el ambiente futbolístico). Esta vez no lo vemos porque se encuentra detrás de la cámara dirigiendo… y resulta que le salió muy bien para ser la primera vez; llámenlo suerte de principiante o como sea, pero Desapareció una noche es un film de suspenso y drama que sabe mantener la tensión del nudo de la historia sin caer en lugares comunes: los “buenos” no son tan buenos, los “malos” no se evidencian demasiado y lo que se supone que está bien hacer se somete al punto de vista de cada uno.
Indefectiblemente Desapareció una noche nos recuerda a la gran Río místico (Clint Eastwood, 2003), lo cual no es casualidad: los libros en los que se basan ambas películas fueron escritos por el mismo autor. Los mismo elementos argumentales reaparecen, los barrios de Boston, recuerdos de infancia (“sí, lo conozco, iba a la escuela conmigo”) unidos a pasados oscuros, el abuso sexual infantil, la inteligente perspectiva del autor sobre la justicia por mano propia (sin tomar partido alguno sino ofreciéndolos a elección del espectador), y el desenlace, completamente inesperado y distinto a lo que vimos antes.
Una niña de cuatro años es raptada de su casa y el caso se convierte en el típico circo mediático; nada nuevo bajo el sol, pero como siempre, cuando observamos más de cerca descubrimos las cosas nuevas: la madre de la nena es una alcohólica drogadicta que hace de mula para un peligroso dealer barrial; al policía a cargo de la investigación (un sobrio Morgan Freeman) también una hija le fue secuestrada y asesinada años atrás; a la vez, dos detectives con aspecto de sabuesos aparecen de la nada, aunque uno de ellos es Ed Harris, y con él nunca se sabe; la tía de la chica contrata a una pareja que se dedica a buscar personas (Casey Affleck, hermano del director y Michelle Monaghan, la de Misión Imposible 3)… no perdidas sino escapadas, del tipo morosos incobrables, así que aceptan el trabajo sin mucho convencimiento, hasta que se involucran lo suficiente como para creerse útiles en la búsqueda que una ciudad entera está realizando. Patrick (C. Affleck) se crió entre los “pesados” del barrio y hasta alguna vez fue un drogón pero se pasó del lado de la ley, así que se las sabe todas, hasta enfrentarse a un poderoso mafioso sin que le tiemble el pulso. Por otra parte, a Angie (Monaghan) le sale el instinto maternal latente que las mujeres suelen tener (pero que la madre de la nena perdida muestra sólo ante las cámaras) y toma el caso de una manera algo personal.
Respecto a las actuaciones, Affleck tiene una voz de flauta medio quebrada que al principio desconcierta pero después uno se acostumbra (definitivamente actúa mucho mejor que su hermano), Monaghan no aporta mucho, Harris imprime su acostumbrada intensidad y Freeman, como dijimos, la lleva tranquilo. Mientras, esperemos que Ben se quede ahí donde está.

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