viernes, 7 de octubre de 2005

 

McMURPHY: "UNA DE BARQUITOS"

El experto en cinematografía Lucas McMurphy se refirió a la película Capitán de mar y guerra en una conferencia brindada en el liceo militar General George Patton.

El auditorio en donde usualmente se proyectan documentales sobre tácticas y estrategias de combate para las clases de los estudiantes del liceo, esta vez se utilizó como salón de conferencias para que el licenciado McMurphy hiciera su reseña del film protagonizado por Russell Crowe y ganador de dos premios Oscar, Capitán de mar y guerra (Peter Weir, 2003), o como él prefirió llamarlo durante toda la tarde, Master and Commander: The far side of the world. Uno podría pensar que, al tratarse de una película sobre combate, las autoridades de un liceo militar pueden sentirse a gusto disertando sobre ella, pero si uno piensa esto, es que está olvidando la antigua rivalidad entre el ejército y la marina, no sólo en nuestro país sino en cualquier grupo de fuerzas armadas del mundo. “¿Para qué nos viene a hablar de esto?”, protestó por lo bajo un malhumorado general; “Lo dejamos entrar porque proviene de una larga tradición militar en su familia”, explicó un coronel con aspecto de arrepentimiento, “pero me parece que éste salió medio zurdito”, concluyó.
Sin escuchar los comentarios insidiosos, pero haciendo frente a las caras largas, McMurphy inició su charla apuntando que Master and Commander fue “una de las películas estrenadas en los últimos años que más me satisfizo”, también calificándola como “estupenda y fabulosa”. “Claro, si siempre habla de películas viejas”, mencionó en voz baja un joven cadete al que le estaba creciendo su primera pelusa de barba. El asesor cinematográfico también introdujo al film en la categoría de “road movie”, aparte de por supuesto, ser de género bélico.
McMurphy continuó refiriéndose al director de la película, Peter Weir, y a otras grandes obras que llevaron su firma como el drama también bélico Gallipoli (1981), mención que contó con las primeras aprobaciones de su castrense público (“Peliculón”, se escuchó desde un par de lugares), pero que no continuaron al citar otros títulos como La sociedad de los poetas muertos (1989) y The Truman Show (1998), siendo que por ejemplo, el mismo general malhumorado opinó respectivamente de ambos films “Una vergüenza que se reivindique la figura de un profesor bolche” y “El control sobre los civiles nunca está de más”. Otro de los títulos fue Testigo en peligro (1985), pero nadie lo recordaba, hasta que McMurphy nombró a Harrison Ford.
La ponderación hacia Master and Commander continuó haciendo referencia al relato que “nunca pierde ritmo y propone interesantes planteos al protagonista, carismático líder de un grupo humano”, además que “no se apoya en la fuerza de las escenas (cuenta con una gran energía propia), aunque éstas son originalmente excelentes, sobre todo las de combate”. La actuación de Russell Crowe también recibió flores (“siempre es un placer verlo trabajar”, opinión que le valió al cinematógrafo recibir una nueva oleada de miradas de desaprobación). A modo de dato estadístico, McMurphy habló de la premiación de la Academia, con dos Oscars (efectos sonoros y fotografía), como que “podría haberse llevado dos o tres más, pero recordemos que Lord of the rings (Peter Jackson, 2003) barrió con todo”.
A modo de conclusión, McMurphy afirmó que “el final de la película da para una o dos secuelas”, opinando que “ojalá se dé”.
Su partida del recinto se vio acompañada por muy pocos y forzados aplausos, más una acotación a este periodista que realizó un capitán que hasta ese momento no había hablado: “la primera media hora de Nacido para matar, eso es cine, señor”.

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